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Don Moi

Paranoid, Black Sabbath



Finding Strength in Failure with Black Sabbath


As an architect who recently made a bold transition into the tech field, being assigned to my company’s only project outside Mexico felt like a career-defining moment. At that point, the company was small and hadn’t yet been acquired by IBM, so getting the chance to lead a U.S.-based project was a huge deal. I packed my bags, thrilled at being in Fort Worth, Texas, even if it meant living in a less-than-ideal temporary "suite." None of that mattered. I was the “star” consultant and finally had access to first-world perks like cutting-edge music stores and concerts. 


The project was a challenge; I was barely proficient in our programming language, had no formal business training, and had never tested my English in such a high-stakes professional setting. I was flying solo, with no easy way to contact colleagues back in Mexico; needless to say, in those days, we didn’t have fancy apps with immediate responses, and long-distance calling was expensive and only used if strictly necessary. I did my best but noticed a shift after a couple of weeks. The middle-aged woman software analyst the client assigned, who was pretty nice at first, was growing more anxious by the day. Six weeks in, one of the company’s partners flew out to meet the team. After an hour-long meeting behind closed doors with the client, he asked me to join him for lunch and bring my laptop. I assumed he wanted a demo. Instead, over lunch, he broke the news: the client was dissatisfied, and I had been pulled from the project; they said my English wasn’t good enough to understand business requirements. In simple terms, I was fired. I felt my stomach drop and my heart racing—the sinking feeling I hoped never to experience again.


Many great musicians were fired from their bands. Sammy Hagar (Van Halen), Dave Mustain (Metallica), Don Felder (Eagles), Jimmy Hendrix (Little Richard), Paul DiAnno (Iron Maiden), and Syd Barret (Pink Floyd) are some examples; this doesn’t mean they were bad musicians; perhaps the moment was not right, or personalities didn’t match. One fired musician who would have a terrific solo career was Ozzy Osbourne; his band was Black Sabbath. 


Black Sabbath is widely regarded as one of the founding pioneers of heavy metal music. Formed in Birmingham, England, in 1968, the band consisted of vocalist Ozzy Osbourne, guitarist Tony Iommi, bassist Geezer Butler, and drummer Bill Ward. Black Sabbath's music combined dark, heavy guitar riffs with lyrics exploring themes of doom, mysticism, and social unrest, creating a sound that would influence countless metal bands for generations. Known for their raw and gritty style, they are often credited with laying the blueprint for what heavy metal would become, pushing boundaries in ways that both shocked and thrilled audiences.


One of their most iconic albums, “Paranoid” (1970), solidified Black Sabbath’s place in music history. Featuring classic tracks like "War Pigs," "Iron Man," and the title track "Paranoid," the album explored themes of war, madness, and existential dread. “Paranoid” became a commercial success, peaking at No. 1 on the UK Albums Chart, and has since been hailed as one of the greatest and most influential heavy metal albums of all time. Its powerful guitar riffs, pounding rhythms, and Ozzy Osbourne’s unique vocal delivery created a seismic shift in the rock world, establishing Black Sabbath as musical innovators and cultural icons.


Being fired from that project was a huge shock; it made me a bit “Paranoid” and undoubtedly bruised my self-esteem. I also saw my father be fired; this has happened to many friends, and I have fired some people myself. Looking back, I now see it as a turning point. The experience pushed me to confront my weaknesses head-on—whether it was my language skills, business acumen, or technical knowledge. It fueled my drive always to fill the gaps in my understanding, and it ultimately motivated me to move to the US, pursue an MBA, and work for some of the most renowned companies with decent success. I learned that being fired doesn’t necessarily mean failure—it can be the spark that ignites growth. Just like many great musicians who were fired from their bands but went on to have stellar careers—such as Sammy Hagar after Van Halen or Ozzy Osbourne after Black Sabbath—being fired often signals that something bigger is ahead. 


Note:

On Saturday, October 19th Jack Black introduced Ozzy Osbourne to the Rock and Roll Hall of Fame declaring him the "inventor" of the Heavy Metal genre.






 

Encontrando fortaleza en el Fracaso con Black Sabbath


Como arquitecto que recientemente hacía una transición al campo high-tech, que me asignaran el único proyecto de mi empresa fuera de México se sentía como un momento crucial en mi carrera. En ese entonces, la empresa era pequeña y aún no había sido adquirida por IBM, así que tener la oportunidad de liderar un proyecto en EU era un gran logro. Hice mis maletas, emocionado de ir a Fort Worth, Texas, aunque eso significara vivir en una "suite" temporal bastante jodida. Nada de eso importaba. Era el consultor "estrella" y finalmente tenía acceso a beneficios del primer mundo como tiendas de discos y los conciertos.


El proyecto fue un reto; apenas dominaba el lenguaje de programación que usabamos, no tenía educación formal en negocios y nunca había puesto mi inglés a prueba en un entorno profesional de tan alta exigencia. Estaba solo, sin una forma fácil de contactar a mis compañeros en México; por supuesto, en aquellos días no teníamos apps con respuestas inmediatas, y las llamadas de larga distancia eran caras y solo se usaban si era estrictamente necesario. Hice lo mejor que pude, pero noté un cambio después de un par de semanas. La analista asignada por el cliente, una mujer de unos 35 años que al principio era bastante amable, cada día se ponía más ansiosa. Pasaron seis semanas y uno de los socios de la empresa voló para reunirse con el equipo. Después de una reunión a puerta cerrada de una hora con el cliente, me pidió que lo acompañara al lunch y que llevara mi laptop. Supuse que quería una demo. En lugar de eso, durante el almuerzo me dio la noticia: el cliente estaba insatisfecho y me habían sacado del proyecto; dijeron que mi inglés no era lo suficientemente bueno para entender los requisitos de negocio. En pocas palabras, estaba despedido. Sentí que el estómago se me anudaba y el corazón se aceleraba, esa sensación que esperaba no volver a experimentar.


Muchos grandes músicos fueron despedidos de sus bandas. Sammy Hagar (Van Halen), Dave Mustaine (Metallica), Don Felder (Eagles), Jimi Hendrix (Little Richard), Paul DiAnno (Iron Maiden) y Syd Barrett (Pink Floyd) son algunos ejemplos; esto no significa que fueran malos músicos; tal vez el momento no era el adecuado, o las personalidades no encajaban. Un músico despedido que tendría una carrera increíble fue Ozzy Osbourne; su banda era Black Sabbath.


Black Sabbath es considerado uno de los pioneros fundadores del heavy metal. Formada en Birmingham, Inglaterra, en 1968, la banda estaba compuesta por el vocalista Ozzy Osbourne, el guitarrista Tony Iommi, el bajista Geezer Butler y el baterista Bill Ward. La música de Black Sabbath combinaba riffs de guitarra pesados y letras que exploraban temas de fatalidad, misticismo y malestar social, creando un sonido que influiría en innumerables bandas metaleras durante generaciones. Conocidos por su estilo crudo y agresivo, a menudo se les atribuye haber sentado las bases de lo que se convertiría en el heavy metal, empujando los límites de maneras que emocionaban a las audiencias.


Uno de sus álbumes más icónicos, “Paranoid” (1970), consolidó el lugar de Black Sabbath en la historia de la música. Con canciones clásicas como "War Pigs", "Iron Man" y la canción título "Paranoid", el álbum exploraba temas como la guerra, la locura y la angustia existencial. El album fue un éxito comercial, alcanzando el número 1 en las listas de Inglaterra, y desde entonces ha sido considerado uno de los mejores y más influyentes álbumes de heavy metal de todos los tiempos. Sus potentes riffs de guitarra, ritmos contundentes y la singular voz de Ozzy Osbourne crearon un cambio sísmico en el mundo del rock, estableciendo a Black Sabbath como innovadores musicales e íconos culturales.


Ser despedido de ese proyecto fue un gran golpe; me hizo sentir un poco "Paranoid" y sin duda afecto mi autoestima. Me toco ver que despidieran a mi papá; esto le ha pasado a muchos amigos, y yo mismo he despedido a algunas personas. Al mirar hacia atrás, ahora veo ese momento un punto de inflexión. La experiencia me obligó a enfrentar mis debilidades, ya fueran mis mi inglés, mi conocimiento de negocios o mi capacidad técnica. Todo esto alimentó mi deseo de siempre buscar como cerrar huecos en mis deficiencias, y al final, me motivó a mudarme a Estados Unidos, cursar un MBA y trabajar para algunas de las empresas más reconocidas con un éxito decente. Aprendí que ser despedido no necesariamente significa fracaso; puede ser la chispa que encienda el crecimiento. Al igual que muchos grandes músicos que fueron despedidos de sus bandas pero luego tuvieron carreras estelares, como Sammy Hagar después de Van Halen o Ozzy Osbourne después de Black Sabbath, ser despedido a menudo es una señal de que algo más grande está por venir.




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